Relaciones con hijos y crisis familiares

La familia debe tener siempre como objetivo que los jóvenes alcancen una personalidad armoniosa en todos los sentidos posibles. La tarea difícil de los padres es "sacar a los hijos de dentro a fuera, sacarlos del garaje y ponerlos en carretera", como afirmaba un poeta. Esto significa enseñarles a desarrollarse en múltiples campos, lo que no es sencillo: en su programa biológico de crecimiento hay una tendencia muy fuerte a poner en cuestión todo lo establecido, no distinguiendo de manera clara, por falta de criterio, lo razonable de lo irrazonable. Consecuentemente, es frecuente que se discutan las normas establecidas por los mayores. La lucha entre la búsqueda por el joven de autonomía y su falta de preparación según los padres, es fuente de continuos choques con los progenitores, donde se puede caer fácilmente, por ambas partes, en múltiples trampas de arenas movedizas.

El afán parental de acompañamiento a los que se van a iniciar en la vida, puede desviarse hacia un autoritarismo y proteccionismo excesivo: demasiado control puede desembocar en la rebeldía sistemática del adolescente. Por el contrario, la falta de autoridad puede tener como consecuencias dificultad en los estudios, adicciones y malas compañías, siendo caldo de cultivo para un ambiente de discusiones, faltas de respeto e insultos mutuos sin fin. En resumen, un entorno muy desagradable.

La ayuda de un mediador objetivo que pueda aconsejar a todas las partes, es en una gran mayoría de casos, un punto de inflexión a mejor en el estado familiar.