Depresión

La depresión patológica (no el mero hecho de tener el estado de ánimo un poco bajo), es un aviso de nuestro cerebro que nos dice: "reajusta tu vida, ese camino que llevas no te conduce a ninguna parte". Y la persona, como otros animales, entra en una actitud de "hibernación", responde con una actitud de supervivencia: el mundo es tan desagradable y hostil, que prefiero desconectarme de él, acostarme y no levantarme hasta que las condiciones a mi alrededor cambien por otras más agradables. Consecuentemente la vida no tiene sentido.

La pérdida del sentido y de la indentidad se deben, entre otras causas, a no saber responder a las tres grandes preguntas:

¿Quién soy?

¿Cuál es mi papel en este mundo?

¿Qué es triunfar en la vida?

No saber responder a estas preguntas conduce a que todo deje de tener interés cuando las circunstancias se ponen difíciles.

Si a un árbol se le cortan las raíces por donde se alimenta, se marchita e incluso, si no se le pone remedio, puede secarse y morir. La solución es desatascar las raíces o crear raíces nuevas por donde corra la savia nutriz. Nosotros somo como los árboles: nuestras raíces son tener un poco de dinero para llegar a fin de mes, un trabajo que me guste y me haga sentirme útil, relaciones personales satisfactorias, una casa acogedora, una familia que me quiera, buena salud...

Si me faltan los elementos anteriores y no tengo suficientes razones para sobrellevar esos obstáculos, me secaré como al árbol que se le mueren las raíces.

¿Es posible solucionarlo? Por supuesto que sí, hay que desatascar las raíces o echar raíces nuevas.

"A quien tiene un para qué, no el importa el cómo", dice un adagio antiguo. Aunque no sea fácil, hay que encontrar las respuestas y, si es posible, hallarlas. Nunca es tarde. 

Psicólogo clínico Javier Guajardo-Fajardo Ibarra. (+34) 955 60 91 41; (+34) 696 180 093
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